20 de Enero
de 2006
EscáNDalO
Novela de Shusaku Endo (1923-1996).
Hay bastantes trabajos de Endo traducidos al inglés. En
todos ellos, aparece siempre en la contraportada o tapas interiores, de
una manera u otra, una mención a su condición de
católico.
Por esta razón, que pudiera ser tan insignificante para
algunos, me puse un veto personal contra este escritor. A primera
vista, y aunque fuera un prejuicio claro por mi parte, no
quería perder el tiempo leyendo a alguien que quisiera
intentar conmigo, y de nuevo, un episodio de venta
piramidal, invisible, pero tan
real y aplastante como alguien que pudiera vender agua en un desierto.
La necesidad es clara, pero ya me buscaré yo la vida solito
si no les importa, señores.
Espero que los hermanos de cadenas, los que ahora torturais en busca de
sangre blanca que no existe, no me condeneis por ser algo difamatorio
con el dogma cristiano. En la Inquisición todos tenemos
nuestras propias creencias. ¡¡Perdonadme,
sacerdotes del musgo podrido!!
Finalmente, he terminado leyendo una novela suya. Escándalo
(1986), la penúltima que escribió Endo.
Primera
edición de Escándalo en
japonés
Preparando
un viaje hacia Kyushu, y más concretamente Nagasaki, supe
que había por allí cerca un museo dedicado al
escritor, por lo que decidí darle una oportunidad, y
cogí prestado un libro suyo de la biblioteca, aprovechando
la posible visita al museo. A medida de que me acercaba a Nagasaki, lo
he ido leyendo; he podido ver el museo, y de vuelta hacia Osaka, he
acabado con la tarea, quedándome con ganas de que hubiera
tenido más páginas.
De todo esto he sacado varias cosas de valor,
- primero, que retiro mis prejuicios contra este escritor. Lo siento,
estoy lleno de ellos en el mundo de la literatura, y me voy abriendo
paso en él a través de juegos del destino y de la
casualidad como el que comento.
- segundo, la novela me ha gustado mucho.
- tercero, confirmar que no hay nada mejor en esta vida que lanzarse a
hacer un viaje en tren, con una novela en el bolsillo,
arriesgándose con un autor desconocido. Si la jugada sale
bien, de repente hallamos un nuevo compañero de aventuras
para toda la vida. Eso sí, es conveniente llenar la mochila
con otro libro para llevar a cabo el plan B, por si falla la intentona
A.
Shusaku Endo
Endo
fue bautizado cuando ya tenía 12 años, en 1935,
época en la que el nacionalismo japonés estaba en
momentos de auge extremos. Todo porque su madre se había
divorciado, se convirtió al catolicismo, y su hijo no
debía de ser menos. Desde luego, este fue el
baño más
importante de su vida, algo que influyó para siempre en su
condición de ser humano.
Los dilemas morales que surgen de la religión
católica en un país como Japón no son
fáciles de administrar diariamente. No se palpan en la
sociedad. No están consagrados como en los países
europeos.
El extranjero europeo, pongamos que de orígenes
católicos, que llega a Japón, por mucho que
reniegue o no de estas creencias, las lleva encima. De una manera u
otra, ha estado en contacto con ellas, de forma consciente o
inconsciente. Posee un mundo interior lleno de arquetipos y de ideas
que le han llegado de fuera, en su más tierna infancia, y
que le han marcado, para bien o para mal.
La tradición literaria europea hacia la religión
católica ha podido ser más o menos
crítica, pero creo que sólo desde un punto de
vista histórico. No se critica la base de la creencia, sino
determinados hechos o personas, creando leyendas de
escándalos y de corrupciones, que son puntuales. Se acepta
la hipocresía que se dió y se ha dado en el
pasado. La del presente es más difícil de
aceptarla. No tengo una percepción de que se produzca una
búsqueda real de soluciones a los problemas y dilemas que
existen. Quizás al ser compartidos por la
sociedad en su conjunto, se
hayan convertido en una especie de "nada flotante", un manojo de
pensamientos molestos, que más vale no tocar demasiado,
siendo preferible en caso de crisis mayores ir al confesionario, y
vomitar delante del sacerdote tres o cuatro cosas para quedarse
tranquilos por una temporada.
Volviendo al mundo literario, por supuesto que todo esto se refiere a
autores católicos, que puedan manejar en forma de
ficción este tipo de problemas. Reconozco aquí mi
más absoluta ignorancia respecto a autores
católicos europeos, como el famoso Graham Greene (quien
fuera amigo del propio Endo).
Apuntes en
su diario acerca de Escándalo
En
"Escándalo", Endo crea un alter-ego de su propia persona, un
escritor de 65 años, Suguro, que ya en la decrepitud de la
vida, debe hacer frente a la existencia de hechos que se salen del
mundo, más o menos cerrado, en el que había
vivido.
Reconoce desde el principio:
Suguro was raised in Japan as a
Christian. In one sense that was a blessing for him, I think, while in
another it was a curse.
A través de Suguro, Endo plantea muchísimos
temas, en diferentes niveles.
Ya sólo por el interés del extranjero en el
fascinante mundo nocturno de Tokyo, el cerrado a cal y canto mundo de
los locales distribuidos en los barrios de placer, la novela puede
valer la pena. Los locales donde los japoneses van a dejar su stress a
través de recreaciones en mundos donde el sexo es la
verdadera religión, y frecuentemente, el sadomasoquismo, de
más a menos moderado, es la forma de excitación
por excelencia.
Endo sugiere en la novela que es el comportamiento sexual el que
realmente expresa nuestros más profundos secretos, los que
ni siquiera conocemos nosotros.
Suguro conocerá a una mujer que trabaja como voluntaria en
un hospital, ayudando a niños desamparados. Pero,
¿quién lo diría? esta misma mujer es
la que se dedica a hacer orgías de sadomaso en hoteles, y la
misma que se excitaba como una salvaje, antes de ser viuda, con su
marido en la cama, cuando éste le contaba cómo
daba fuego a casas llenas de niños y mujeres indefensos en
su época de soldado, luchando en China.
Suguro a lo largo de la novela, se da cuenta de que existe alguien que
es exactamente igual a él. En una recepción a un
premio literario, con la que se abre la novela, una chica se le
acercará, y le preguntará si piensa seguir
visitándola y seguir haciendo guarradas. Suguro huye de
ella. Pero...
El lector piensa al principio de la novela que de esta
situación, de ese personaje doble, ese segundo Suguro que
campa a sus aires por Kabuki-cho, algo tiene que aclararse al final.
De repente, empiezan a surgir novedades. Algo más que su
mujer de toda la vida aparece en el horizonte. La mujer madura que le
hace enfrentarse con los tabúes del sexo, una estudiante de
instituto que por ser tan buena y pura, le provoca precisamente el
deseo de hacerla daño, de poseerla y de matarla. Un
periodista rastrero que se deja vender como si tal. El jefe de la
editorial que lo compra como si tal. Una chica que se suicida como si
tal.
La maestría de Endo en este trabajo reside en que todo queda
como al principio. No hay una solución al dilema de Suguro.
Simplemente, sabe que ha descubierto CONSCIENTEMENTE un mundo que antes
sólo estaba enterrado dentro de no se sabe dónde.
Endo no es, gracias a Dios, un comercial barato al servicio de la
Iglesia. Es alguien sincero. Expresa sus problemas emocionales, y sabe
que no hay solución para ellos. La vejez, la
sensación de no poder llegar a conocer ese mundo carnal y de
placer tan intrigante, las propias mentiras que se ha creado a lo largo
de toda la vida, la cobardía, la hipocresía de la
que está llena su vida, el miedo a abordar nada que pueda
romperle sus esquemas cotidianos. Hay algo ahí fuera... y es
más real de lo que parece. No es el pecado, esa idea con la
que aprende a vivir todo católico. Es el Mal, que no tiene
religión. Acecha, y aparece en cualquier momento. La
perversidad. El gato negro de Poe, al que hace mención en la
novela. A Gilles de Rais, a Juana de Arco.
Usa la nieve, la niebla, el largo invierno, extrañas luces,
llamadas de teléfono anónimas, informes de sus
amistades que dicen haberle visto en cierta estación de
metro demasiado tarde por la noche, un retrato suyo con una cara de
vicio y degenerada que alguna vez tuvo que ser pintado...
Usa un alter ego para explicar en realidad su propio subconsciente.
¿Qué clase de hombre es?:
You ought to ask him yourself.
You always just sit back and listen to what people say, Sensei, you
never act on your own. You don´t even drink. Even when you
write, you don´t go all the way to the very end. You never
hurt anybody... you just run away.
La
inmensidad del mar, que se puede contemplar desde las colinas cercanas
a Nagasaki, donde se encuentra el museo dedicado a Endo Shusaku
Personalmente,
que me he educado más con la filosofía de
Stevenson que con la del propio cristianismo, tengo que reconocer que
existe también por
ahí un segundo
Fementido, alguien que campa a sus aires, de quien no hay retrato, de
quien no se dan informes entre periodistas en busca de carnaza. Lo
importante es que existe.
El poder de la sugerencia es lo más poderoso que existe en
este mundo. Nada hay más allá de la duda. Vivir
en ella es algo que se acentúa en este país. No
creo que se pueda pedir nada más.
En general, la lectura de novelas japonesas hace que ésta
engorde cada vez un poco más. Pero la sensación
no es para nada desagradable.
21 de Abril de 2006
¡¡Y
Tú También!!
Nueva
Edición
Como bien no es sabido, hace poco
tiempo escribí por aquí algo acerca del escritor
japonés Endo Shusaku.
Me he animado a leer otra de sus novelas, quizás la
última que lea suya. La anterior, "Escándalo" y esta,
"Estudios en el extranjero" ("Ryugaku"), comparten algo importante:
están alejadas (aunque algo infectadas) de proseletismo
cristiano (católico).
En la traducción y edición inglesa, "Foreign Studies", se
incluyen tres obras, "A Summer In Rouen", "Araki Thomas" y "And You
Too".
En la primera algo de interés tienen las descripciones que hace
Endo de Rouen, en plena época de la postguerra, cuando un pobre
diablo es enviado desde Japón para que se familiarice mejor con
la cultura cristiana y francesa. La segunda obra no es sino otro
reconocimiento tácito de Endo sobre las dificultades que tiene
cualquier japonés católico al salir de su país, y
encontrarse con la dura realidad del cristianismo en Europa. Y el
relato está situado en la época de San Francisco Javier,
para que nadie eche las culpas a otra cosa, sino a la misma
religión.
La tercera obra, "And You Too" es, además de ser la más
larga con diferencia, la que más jugo tiene para el lector.
De hecho, aunque ya he escrito por aquí acerca de unos cuantos
autores japoneses, que por sí mismos se recomiendan, sin que yo
tenga que andar dando explicaciones o destripando ideas, la primera
novela que recomiendo leer de verdad a cualquiera que haya estado
viviendo en Japón al menos 6 meses, o un año, es
ésta, "And You Too".
Anterior
Edición
Creo que es importante establecer una
diferencia entre vivir en el extranjero, y vivir en Japón. Y
entre la vida de una persona cualquiera en un país extranjero al
suyo, y la vida de un japonés fuera de Japón.
Si se pudieran despegar hacia arriba los países del mundo con la
forma de sus fronteras de la Tierra, y salieran unos hilos imaginarios
que nos indicasen qué relaciones mantienen éstos con sus
vecinos, seguramente al hacerlo con España, nos saldrían
muchos hilitos pegados desde buena parte de los países de Europa
y de Sudámerica. Si despegáramos y levantáramos
las islas japonesas, saldrían dos hilillos como de araña,
quizás uno desde Corea y otro desde China. Poco más.
Aislamiento real y casi total.
Endo pasó su tiempo viviendo y estudiando en Francia.
Sabía muy bien lo que era vivir en el extranjero.
En "And You Too", (y me refiero a ello a partir de ahora como "la
novela" dejando de lado las otras dos obritas), Endo describe las
peripecias de un profesor de Universidad japonés en
París.
Pueden ser muchas las diferencias de comportamiento y de
carácter que tenga un japonés con un europeo, pero al
final, la conclusión que se puede sacar es que las experiencias
que se tienen en visitas recíprocas al extranjero son parecidas.
Imposible generalizar, por supuesto.
Endo en esta novela nos ofrece un amplio y completo catálogo de
razones por las que Tanaka, el protagonista, acaba teniéndose
que volver a Tokyo, incapaz de haber aprehendido el flujo cultural
europeo:
- incomprensión del medio. Los edificios de piedra de
París son para Tanaka, no símbolos de recuerdos de
tiempos pasados, desgastados por los elementos naturales. Son ya
elementos naturales, tan incomprensibles como la procedencia real del
viento o de las nubes.
- tirar y aflojar con el pasado, presente y futuro cultural y social.
Tanaka se ve en cierta manera liberado del ambiente universitario en el
que está enclaustrado en Tokyo, y lógicamente, se quiere
permitir en París variaciones en su forma de comportarse. Lo
consigue hasta cierto punto, pues sabe que si su comportamiento en
presencia de japoneses varía mucho, lo puede pagar muy caro a la
vuelta a su país, pues nadie puede perder su japonesidad sin
dejar de ser japonés. Esto a nivel social. A nivel laboral, se
puede encontrar con un traslado nada interesante. Como consecuencia de
estos ahogos, Tanaka al final opta por evitar la compañía
de japoneses en París. A pesar de esto, Tanaka sabe de sobra que
de vuelta en Tokyo, va a ser criticado de todas maneras, por haberse
dejado llevar por el individualismo, por ejemplo. De una manera u otra,
el japonés que vive en el extranjero está condenado a
seguir comportándose de cierta manera. Evidentemente, esto
sólo en ámbitos profesionales, aunque quizás
generalizarlo a todo japonés no sería andar del todo
lejos de la verdad.
- huida general del pasado. Cambios culturales y sociales aparte,
Tanaka intenta olvidar problemas que dejó en Tokyo.
- la búsqueda de una vida nueva en París se hace
imposible. Tiene que volver, eso está claro. Los dos japoneses
que conoce en París que se llegaron a casar y quedarse a vivir
allí son los primeros que le recomiendan que se marche cuando
llegue el tiempo establecido, y que por ninguna razón se le
ocurra casarse con una chica francesa, pues su vida estará
arruinada. Ni japonés ni europeo.
- la realidad no es la leyenda soñada. Tanaka se encuentra con
un París bien lejos de la imagen que tenía él en
su cabeza. El frío invierno parisino le recuerda constantemente
que una cosa es leer novelas de Proust en su casa de Tokyo, y otra muy
diferente, pasar las mismas penurias que Proust pasó mientras se
moría al final de su vida.
- problemas de autoestima. Las más mínimas conversaciones
con compatriotas en paises extranjeros, sobre todo si éstos
llevan más tiempo en el país, pueden tener consecuencias
muy importantes para los recién llegados. Pequeñas
críticas a nuevas formas de hacer, o pequeñas
críticas a la labor en si misma por la que se viaja. Tanaka se
ve empequeñecido. Su tarea se le hace doblemente pesada.
- aparte de estos problemas más o menos cotidianos, Tanaka
afronta lo peor de todo, o casi, lo peor de todo. Es incapaz de
entender la cultura francesa. No sólo lo que ve, las piedras,
sino todo lo que flota en las calles de París. No lo entiende.
- la última y definitiva razón por la que vuelve, no son
sino problemas de salud.
Su amigo Sakisaka, que también se tuvo que volver, le escribe en
una carta:
Your studies are also vital, but please remember that your health
is the most important thing... Since my return home, I find it even
harder to fathom those students who return home fatter after their
period of study abroad. Such people must have closed their eyes to what
is most important during their stay abroad... I am more inclined to
empathize with those who claim that, during their stay abroad, they
were unable to stand up to the great lava flow with which they came
into contact.
¿Para qué fué Tanaka a estudiar a Francia? Para
hacer un estudio serio sobre el escritor Sade, el Marqués de
Sade. Una inteligente idea de Endo, mezclar en toda esta historia, la
influencia del divino marqués.
Espero que haya despertado en el gaijin el suficiente
interés para que se anime a leer esta novela. En ella hay amor
por la literatura, por Francia, y por la verdad. Lo que yo cuento
aquí no son sino pequeños puntos de conexión en la
novela. Saber que Tanaka vuelve finalmente a su país es lo de
menos. Hay que leer cómo vuelve, cuándo y por qué.
Tras la lectura de Endo, me he puesto
a releer "Justine, o los infortunios de la virtud". Novela que se lee
mucho más rápido de lo que puede indicar su fecha de
producción, un par de años antes de la Revolución
Francesa, escrita además en la prisión de la Bastilla.
El Marqués de Sade es escritor condenado a baldas de "Literatura
Erótica". Otra injusticia que se hace con una de las
personalidades más importantes y curiosas de la Europa moderna.
Se le calla toda su filosofía, que es una tremenda
crítica al modelo social y religioso que imperaba en Europa a
finales del siglo XVIII. Fue libertino, y abusó de la mujer en
carne y en ideas. Pagó por ello en la cárcel durante un
buen número de años, y terminó en un
psiquiátrico, con quizás una de las cabezas más
pensantes (mejor o peor, para gustos está) del momento. Hace ya
más de 200 años protagonizaba y defendía actos que
hoy en día no escandalizan a nadie, o no deberían, si se
hacen con la debida discreción. No saben nada los japoneses de
todo esto. De sadismo y masoquismo.
La lectura de "Justine" aunque algo farragosa por momentos, tiene
destellos de verdades demasiado grandes. ¿Cuántos
japoneses que visitan los clubs de SM en Tokyo o en Osaka se
habrán dado cuenta de que su forma de ver el placer fue
debidamente descrita y analizada por un filósofo francés
llamado Sade? Ah!! par Dieux!! ¡¡se me olvidaba!! en
Japón la filosofía no existe.
Que Endo haya elegido a Sade como escritor modelo a estudiar de un
profesor japonés de literatura no creo que sea ninguna
casualidad (y más mérito tiene todo ello teniendo en
cuenta que Endo era católico). El sucio y libertino
francés nos podría ayudar en mucho a explicar bastantes
de los comportamientos que se suceden en el Japón del siglo XXI,
en los intervalos de tiempo que se tomaría entre estar azotando
a una colegiala de 14 años y ser sodomizado por un salariman de
60.
Y termino todo esto, con la frase inicial de "Justine":
El triunfo de la filosofía debería consistir en
echar luz sobre la oscuridad de los caminos de que la providencia se
sirve para lograr los designios que se propone sobre el hombre, y en
trazar, de acuerdo con esto, un plan de conducta que pudiera hacer
conocer a ese desgraciado indivíduo bípedo, perpetuamente
zarandeado por los caprichos de ese ser que, según se dice, le
dirige tan despóticamente, el modo como debe interpretar los
decretos de esa providencia sobre él, el sendero que debe tomar
para prevenir los curiosos caprichos de esa fatalidad a la que se dan
veinte diferentes nombres, sin haber logrado aún definirla.