Josemi
hojea, Rubén observa, Jesús arenga
Porque una
película viene a ser como una papilla para un
bebé, respecto a un libro como plato que uno se tiene que
cocinar, tenga ganas o no (si no, se queda sin comer, o se hace
crudívoro, que sería la tercera vía de
siempre, volver a la Naturaleza y dejarse de creaciones
artísticas de una puñetera vez). Y estamos tan
acostumbrados a la papilla, siendo éstas cada vez
más parecidas en textura, color, y sabor, que eso de la
intención del autor a la que me refiero más
arriba, es algo que se ha quedado en el limbo de los justos, algo que
desaparece en cuanto agarramos la batidora, y la ponemos al
máximo de revoluciones, para que todo se bata más
rápido todavía.
Tan acostumbrados, entreviendo
sarcasmo, ironía, sentido del
humor, creación de falsas leyendas, desaparición
de la leyenda real, manipulación de medios, desde el primer
día de rodaje, hasta que se cuelga el cartel de la
película, a que nos tomen el pelo, ayudados por nuestra
propia neurosis particular, que es muy difícil pensar en que
alguien ruede hoy una película según sus
intenciones, TAN BIEN COMO verdaderamente pudiera hacerlo si estas
intenciones fueran realmente artísticas/de denuncia. Y si
nos confundimos, si verdaderamente el autor deja de lado el
entretenimiento, o la explotación, e intenta acercarse
más a un ideal, y no nos enteramos, es que ha pasado algo
muy grave. Está pasando algo muy grave si no nos enteramos,
bien porque no podemos ver esa película, o bien porque la
vemos, y ya no la entendemos. Más vale no pensar en esta
segunda posibilidad, mucho más preocupante, porque a fin de
cuentas, el juego de censor vs anticensor es como volver a la
Inquisición de antaño, un juego, una lucha que se
convierte en motivo de orgullo para ambos bandos, mientras que el
público se dedica a otra cosa, mariposa. Que algo de esto
hay en el libro "Ven y Mira"; a fin de cuentas, los críticos
de cine también deben ganarse las alubias.
Y no enfurruñarnos. No
volvernos paranoicos, porque a veces
en una película vemos cosas que nadie más ve, Y
puede que esta visión concreta se socialice, se vuelva
primero opinión pública, después hecho
público, y más tarde dogma. Lo único
que pido en una película es coherencia, un poco de estilo,
cierta trama, buena música a ser posible. Mi
imaginación se vuelve carcelaria analizando
películas que han hecho otros, no hay duda. Espero con
impaciencia terminar esta maldita reseña de la Semana 2011,
porque, si no, me voy a volver loco. Para después pasar a un
libro, a "Ubik" de Philip K. Dick, novela que menciono aquí,
porque es la gran solución, el ungüento Ubik, para
el problema de paranoia temporal producida por el cine moderno,
censurado o no, abyecto o castizo, sodomizado o bañado en
aguas francesas. Me da igual. Señores, el cine me da igual.
Me da por el culo el cine. Cojan una cámara y graben lo que
quieran. Pónganse a escribir, a ver si se atreven.
PENA, PENITA,
PENA...
También se presentó en la Semana el
último número del longevo fanzine "2000
Maníacos". Una publicación de Manuel Valencia, y
colaboradores. Jesús Palacios, uno de ellos. En la rueda de
prensa el señor Palacios fue capaz de desarrollar (a su
ritmo) la siguiente idea. La lectura en público de un
fanzine tan presuntamente rompedor como "2000 Maníacos" hace
diez años era un hecho socialmente más aceptado
que hoy en día. Verdad. Si hoy a uno le pillan en la plaza
del pueblo... rodeado de niños... casi mejor leerlo en casa.
Es un hecho, estamos de acuerdo. Triste hecho. Mucho más
triste es que los autores del fanzine, Palacios en concreto, en vista
de que los tiempos que vivimos hacen que la revista se convierta en un
objeto más "prohibido" que antes, se alegren. Se alegran de
que el juego de censor-anticensor se les haga más
placentero, más cercano. Y así no vamos a ninguna
parte. Que cada uno lea lo que le dé la gana, yo el "Hola",
tú el "2000 Maníacos", pero que nadie me venga
poniéndose medallitas de defensor de la libertad y la
justicia, si precisamente se alegra de que su publicación se
haga más legendaria gracias a que se censure más
en estos tiempos. Porque ellos mismos se creen una elite, unos pocos,
afortunados y preclaros señores, aprovechados de una
coyuntura moral que se pone de su parte. Una pena la alegría
del señor Palacios, que se erige en el gran defensor (sic)
de nuestros derechos a ver y leer lo que queramos, cuando en realidad
nos los están quitando por todas partes. Que no quita valor
intrínseco al fanzine, por supuesto. Algún
año de estos lo leeré a fondo, porque, por otro
lado, su interés, que es real, también lo es
completamente residual.
Josemi,
Manuel Valencia, y el de siempre, recitando versos satánicos
DESPEDIDA
El relevo en la
dirección del festival de género más
importante del país ha sido recogido por Josemi
Beltrán, respecto a Jose Luis Rebordinos. Sin problemas. El
habitual equipo de personas ha funcionado como siempre, es decir, con
entrega, buena disposición, y preparados para perder todas
las horas de sueño posibles con tal de que los espectadores
puedan disfrutar de la Semana tanto a las cuatro de la madrugada como a
las diez de la mañana. Sobre la programación,
habría que hablar. Siempre quedan las dudas. Si por falta de
pasta, o de tiempo, no se han podido traer pelis coreanas, o de Hong
Kong, por ejemplo, o es que verdaderamente la cosecha ha sido mediocre
en aquella parte del mundo. Sin embargo, la presencia del director de
"The Orphan Killer", de su mujer, y de su perro disfrazado en el Teatro
Principal me dio más miedo que su película:
¿quién les pagó el viaje? Vale, ya me callo.
The
End, Boys & Girls
Hasta
el año que viene, si es posible
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