Zuzendari Berriak
Nuevos Directores / Nuevas
Directoras
En total, 17 películas
para esta sección, que este año, por primera vez se
independiza de Zabaltegi (con acierto). Uno sabe que va a ver
películas de gente joven que empieza. De las diecisiete, he
visto las que están subrayadas, siete. Y escribo sobre ellas en
el orden en que las vi.
VICEVÆRTEN / A CARETAKER'S TALE DINAMARCA 85m.KATRINE WIEDEMANN
ANIMALS ESPAÑA Duración: 94m.
MARÇAL FORÈS
CHAIKA ESPAÑA-GEORGIA-RUSIA Duración: 104m. MIGUEL
ÁNGEL JIMÉNEZ
LOS INCREÍBLES ESPAÑA Duración: 82m. DAVID
VALERO
SILENT CITY
HOLANDA-LUXEMBURGO-BÉLGICA Duración: 87m. THREES ANNA
SHELL REINO UNIDO
Duración: 90m. SCOTT GRAHAM
LE JOUR DES CORNEILLES FRANCIA-BÉLGICA 94m. JEAN-CHRISTOPHE
DESSAINT
DRAUSSEN IST SOMMER / SUMMER
OUTSIDE ALE-SUIZA 91m. FRIEDERIKE JEHN
EL LIMPIADOR PERÚ Duración 95m. ADRIÁN SABA
PARVIZ IRÁN
Duración: 105m. MAJID BARZEGAR
CORES (COLORES) BRASIL Duración: 95m. FRANCISCO GARCIA
ROCKER (Roquero) RUMANÍA-FRANCIA-ALEMANIA 90m. MARIAN CRISAN
7 CAJAS PARAGUAY 100m.
JUAN CARLOS MANEGLIA, TANA SCHÉMBORI
CARNE DE PERRO
CHILE-FRANCIA-ALEMANIA 81m. FERNANDO GUZZONI
THE LOVE SONGS OF TIEDAN
CHINA Duración: 91m. HAO JIE
SHESH PEAMIM / SIX ACTS ISRAEL 100m. Jonathan Gurfinkel
LAYALI BALA NOOM / SLEEPLESS NIGHTS
LÍBANO-DUBAI-QATAR-PALESTINA-FRANCIA Duración:
128m. Eliane Raheb
Silent City
Directora y protagonista
Gravísimos problemas de
guión. Una joven holandesa, Rosa, llega a Tokyo contratada por
una escuela de cortadores de pescado. Se le supone ducha en el arte del
cuchillo, y por esta razón, se supone también que la han
contratado. La premisa en principio es verosímil. A partir de
aquí, se mezclan en la película dos realidades que no se
conjuntan nada bien, y hacen que la película se quede en un
intento baldío. Ni describe bien lo japonés, ni hace
creíble la historia de Rosa. Hay que remontarse veinticinco
años atrás para encontrar una explicación al
desaguisado. La directora, Threes Anna, estuvo en Japón, y tuvo
una serie de experiencias poco agradables, cercanas a la
incomunicación total. Dice en prensa: «En el Tokyo de la
película no hay Internet, no hay turistas y ni siquiera nadie
habla inglés, siendo honestos, creo que los jóvenes de
hoy en día lo tienen mucho más fácil que la
protagonista».
Encadena uno tras otro una serie
de prejuicios y sofismas que me hacen llegar a pensar por qué
coño se le ocurrió rodar esta película teniendo en
cuenta estos recuerdos. Es como la típica anécdota del
catalán que va a Madrid y vuelve echando pestes de todo lo que
ve, y veinticinco años más tarde, se dedica a hacer una
película sobre lo que le ocurrió en Madrid,
añadiendo además que la gente joven de ahora lo tiene
más fácil porque existe Internet y algunos
madrileños entienden el catalán… (exagerando). No
se puede rodar una película en la que dejas a una ciudad como
Tokyo, en la que viven millones y millones de habitantes, —dando
igual que hablen o no inglés, o usen o dejen de usar
Internet—, incluso a un país entero como Japón, con
una imagen tan generalista, abrupta, y desagradable.
Señora Threes,
¿cómo es que su personaje llega a su apartamento en Tokyo
y lo primero que hace es coger un diccionario y aprender en
japonés los números del uno al tres? Si esto es lo que
hizo usted en la vida real, no me extraña que tuviera problemas
de comunicación. Los japoneses se ponen muy contentos cuando un
extranjero suelta diez palabras en japonés. Se conforman con
esto. Otra historia es que, en vez de diez, suelte cien o más, y
entonces, se ponen un poco nerviosos. Cuanto más recuerdo la
película, de peor leche me pongo. La vi en un pase a las 9h30 de
la mañana, con cierta resaca (quizás por esto,
salí de la proyección más dormido que enfadado).
Lo único salvable son algunas escenas artísticas, en las
que la ciudad parece un mar, o cuando Rosa intenta coger un pez con sus
propias manos. El resto, impresentable. Y no entro en otros detalles
del guión porque son tan verosímiles como un cerdo
haciendo surf.
Véanse cualquier
película de Joji Yamada e intenten pescar algo del subconsciente
japonés. De ésta, no intenten siquiera sacar la
caña. Por cierto, el jurado joven puntúa a la
película con un 7,172. No hay nada más rentable que ir a
rodar a Japón. Incluso un bebé con un móvil
colgado del bracito derecho, a sus anchas por las calles de Tokyo,
podría sacar un 7. Yo creo que más, y nos
ahorraría la escena de ver a alguien aullar en mitad de una
estación de metro “¿Alguien habla
inglés?”, método infalible para que todos,
japoneses y no japoneses, salgan huyendo del lugar.
Shell
Su director, el escocés
Scott Graham, gusta de convertir sus cortos en largos. Lo ha hecho con
“Shell”, y parece que lo va a hacer con “Native
Son”. Dice: «Siempre había tenido en mente hacer un
largometraje con esta historia, pero no me lancé a hacerlo hasta
que vi la buena acogida que tuvo el corto en el festival de cine de
Ourense». Me alegro de que Scott se haya animado a alargar
“Shell”. Para empezar, la película es un invernal
viaje a las Highlands escocesas, llenas de niebla, lluvia, frío,
carreteras desiertas, y espectaculares paisajes. Todo esto suena un
poco a tópico. Pero está tan bien rodado todo que uno se
queda observando a Shell y a su padre, y podría estar así
horas y horas. Esto es cine, y Scott Graham lo logra.
Shell vive con su padre en una
casa que hace las veces de vivienda, gasolinera, taller de
reparación de vehículos y pequeño supermercado. La
madre parece que hace tiempo que se largó. El padre tiene
ataques de epilepsia; Shell, de amor. Poco a poco la atmósfera
en la que viven se atufa de buenas intenciones, pero no demasiado
convencionales. Incluso ella le huele al padre, cuando este vuelve a
casa, para ver si ha estado con alguna mujer. Evidentemente, uno de los
dos sobra en la casa, digámoslo así, pero… Hasta
que sobreviene la tragedia (edípica, pero al revés). Hay
tanto amor que sobra. Porque la represión hace el resto.
Película para ver con tu pareja, siempre que ésta no sea
ni tu padre ni tu madre. Si no, podrían surgir diferencias.
Chloe Pirrie
Bromas aparte, película
recomendable. Bonita. Un 7,106 le dio la juventud. Por esta vez, de
acuerdo, aunque tendría que haber sido al menos un 8.
The Love
Songs Of Tiedan
Agradable película.
Historia centrada en una serie de vidas en un pueblo fronterizo con
Mongolia. Cierta tendencia al musical, que el director sabe controlar.
Una familia se dedica al Er-ren tai, una forma de canto particular de
la zona. Generación tras generación es practicada esta
costumbre. Un pequeño niño se fija en cómo lo hace
una tía suya, de la que se prenda. Pasan los años. El
niño crece. A su padre lo dejan ciego las autoridades como
castigo por seguir practicando el Er-ren tai en una época de
revolución cultural en la que no caben semejantes
prácticas.
Como en la otra película
china del festival, “All Apologies”, la crueldad se mezcla
con la cotidianeidad rural de una manera insólita, casi salvaje.
Los protagonistas lo aceptan con una parsimonia que en Occidente sigue
sorprendiendo. Sin embargo, seguimos con el joven, que no consigue
casarse con la hija mayor de las tres que tiene su amada tía,
—pues se la llevan más allá de la frontera, a un
poblado mongol, por un matrimonio de conveniencia—. Crece su
faceta artística. Sale de gira. Se añade al grupo la
sobrina pequeña, que es la que salva al grupo, por su atractivo,
y por convertir el Er-ren tai en una especie de pop chino rural, que en
pantalla queda como muy naïf,
pero siempre agradable de ver, sobre todo por esa batería
añadida al conjunto. En el Teatro Principal el sonido
petó por momentos. Menos mal que apenas había periodistas
presentes en la zona superior.
¡Fuman de verdad!
Pequeña gran
película, pura, de Festival, me temo que difícil de ver
en otros ámbitos. Uno se cruza con este tipo de obras pocas
veces a lo largo de la vida, y el consejo es claro: hay que ir a por
todo el cine chino desconocido que se presente en cualquier festival de
cine. La juventud no la valoró como se merece (6,313).
Carne de
Perro
El personal del Festival que se
dedica a confeccionar los resumidos argumentos que se ofrecen al
público en el cataloguito oficial supongo que es consciente de
la importancia de su trabajo. En unas pocas líneas deben aunar
información, precisión y algo de emoción. Muchas
veces, la decisión del espectador ante la duda de si ver esta u
otra película, al menos en mi caso, depende de una sola palabra.
En el caso de “Carne de Perro”, lo que se escribe no es que
sugiera una historia demasiado emocionante: «Un hombre solitario,
frágil e
impredecible, que carga con la hostilidad de su pasado»; vamos,
que puede tratarse de casi cualquiera.
Esta vez, la suerte estuvo de mi
lado esa noche en el Principal. Obra que ha pasado totalmente
desapercibida. Repudiada por la juventud con la calificación
más baja de todas las que entraban a concurso (3,229,
—como si hubiera que haber votado a algún
político—). Y sin embargo, la película es una
pequeña obra maestra, teniendo en cuenta la propia juventud del
director. De duración corta, 81 minutos, cuenta la historia de
un hombre, Alejandro, que anda despistado por la vida. Acude a una
extraña reunión de hombres ya entrados en años, en
la que solicita ayuda médica, que le es denegada. Tiene por
ahí a su mujer, que no quiere saber nada de él. Una hija,
a la que otea a la salida del instituto, desde la distancia. Su taxi
está destartalado. Se encuentra con una joven, en una noche como
otra cualquiera, con quien consigue cierta conversación.
Más tarde, intentará contactar con ella. No sé
sabe por qué, engalana su chamizo con banderas chilenas cierta
mañana. De repente, un día coge una cazuela, y se pone a
hervir agua. Yo pensé: «ah, claro, no solamente los chinos
comen en las películas, ¡y cómo! Este señor
también debería llevarse algo al estómago».
Pero no, resulta que una vez que hierve el agua, se la arroja al perro
que vive con él, en el jardín. El pobre animal queda
herido de muerte, a pesar de los cuidados de Alejandro. Un personaje
turbio, con ribetes de violencia, perdido, lleno de angustia, que de
vez en cuando sufre de taquicardias que soporta mejor mojándose
la frente en un lavabo de una austeridad apabullante. Está
rodada la película con cabeza, sabiendo muy bien lo que se
quiere conseguir. Y además tiene la virtud de no hacer flashbacks facilones, ni mentar
ningún nombre asociado al pasado que realmente ocupó la
vida de Alejandro; un pasado en forma de torturador durante la
dictadura de Pinochet.
El director, Fernando
Guzzoni, se considera «hijo de esta dictadura», y dice que
«no es un tema que en Chile esté zanjado, ocurren cosas
diariamente que nos hacen revisitar aquellos años». Y
resulta que el actor protagonista Alejandro Goic fue interrogado y
torturado en la vida real tras el golpe de 1973, quien afirma:
«…sino desnudar la complejidad de este personaje que puede
ser el taxista que hoy día te lleva a tu casa. Y es que una cosa
es la terrible humanidad de la historia y otra la justicia. Aquellas
personas merecen pagar y algunos de los que hicieron aquel trabajo
sucio, lo están haciendo. Pero aquellos responsables
políticos son ahora ministros del Estado y diputados del
Gobierno de Sebastián Pineda, ¡esos perros!...
¡Así se está construyendo este Chile!».
Alejandro, ahora mismo recuerdo cierto ministro de Cultura…
En resumen, que no solamente es
un gran trabajo de dirección, sino que tiene un trasfondo muy
rico. Cinta desgarradora, que no deriva en drama familiar, sino en
decadencia total. Contundente, sobria. Sin concesiones. Inteligente.
Finalmente, Alejandro acaba como monaguillo en una iglesia, de esas con
alocados voceras apocalípticos, como un perro rescatado del
olvido por un grupo de gente no muy diferente a la que ya sirvió
como torturador en los viejos tiempos.
Premio Nuevos Directores
Así, el jurado que daba el
premio en la sección de Nuevos Directores, dio en el clavo, y se
fijó en esta película. Decisión
acertadísima. Juventud adocenada.
Parviz
En este caso, al contrario que en
“Carne de Perro”, que convence sin conocer mucho del
trasfondo que intenta expresar, “Parviz” no acaba de
conseguirlo. Muy larga, sin capacidad de un análisis algo
más dinámico de un problema que debería poder
explicarse en menos tiempo y con más atractivo. La
película trata sobre lo mucho que nos gusta el poder en cuanto
lo tenemos entre manos, y enfocando muchos de nuestros esfuerzos en
seguir manteniendo ese poder, lo cabroncetes que podemos llegar a ser.
Hacia el minuto cincuenta de la película, uno se pregunta
dónde cojones se ha metido. Lentitud casi exasperante.
Pero el personaje empieza a hacer
cosas raras, y luego, putaditas, para acabar con hechos serios de
verdad (mintiendo a la mujer de su padre, envenenando gatos y perros en
su antiguo vecindario, tirando a la basura el cachorro de su nuevo
vecino, encierra a su casero en el sótano de su casa, hace que
despidan a su superior, terminando por asesinar al dueño de la
lavandería, que era el que peor le trataba). El que
parecía un santo se acaba convirtiendo en un cabronazo de
bandera. Y todo porque siempre ha sido tratado como un inútil,
especialmente por su padre. Pero cuando este le echa de casa, Parviz
empieza a cambiar. En la raíz de su nuevo comportamiento se
encuentra una falta de comunicación total con su padre, al que
le quiere decir un par de cosas al final de la película.
La segunda parte de la
película salva la primera, y al final, uno se marcha muy a gusto
de la sala. Majid Berzegar, el director, filma un Teherán
moderno, atractivo, lejos de posibles clichés. Al parecer, el
Gobierno iraní no quiso financiar esta película por
considerarla «demasiado triste, oscura y violenta». Pero
Majid ha luchado por ella y ha conseguido hacer un trabajo más
que decente. Película muy de Festival, es de esperar que este
hombre haga más trabajos en el futuro. Le pediría
más agilidad. Una cosa es querer rodar planos largos y escenas
sin diálogos, y otra, hacerle sentir al espectador que no
está pasando nada en pantalla. Segunda peor película
valorada por la juventud, que sigue en baja forma (3,479).
7 Cajas
Juan Carlos Maneglia y Tana
Schémbori
Divertida, entretenida, casi
entrañable. Si fuera por aplausos finales, realmente es la
película que sentí que más gustó al
público en todo el Festival. Ganadora del premio de la Juventud
(8,924). La película más taquillera de la historia en
Paraguay. Rodada en parte con una cámara fotográfica en
posición vídeo,
en un mercado de abastos de Asunción, no se le pueden poner
peros. Gran trabajo, en el que hay una ilusión apabullante que
sale de la propia pantalla y llega a contagiar al espectador. Actores
no profesionales, chavales que se han metido en el proyecto, y han
hecho un gran trabajo. Más que las directas referencias a
Tarantino, con esos tiroteos tan poco creíbles, lo que
más me gustó de “7 Cajas” fue una muy
especial sensación que tuve de estar revisitando el
espíritu de Indiana Jones en un mercado maldito, junto con el de
Kurt Russell en el barrio chino de San Francisco. Que no es poco.
Plantel de personajes muy variado, y con confianza en la historia. Lo
único que me ralla en estos modernos argumentos es la
importancia que asumen aparatos como el teléfono móvil.
Es como si el protagonista se jugara la vida a cada momento por el
hecho de que quede o no batería, haya o no un cargador a mano,
se acabe el saldo, etc… y todo esto me produce algo de angustia.
No abusen de ello, ¡por favor!
Premio Juventud
Me tocó verla en la
primera fila del K2, por lo que acabé con el trasero fatal, pero
valió la pena, y es algo que también va a favor de la
película. Alguien se pegó un coscorrón al salir.
Dejó gotas de sangre por el Kursaal. Espero que se haya
recuperado del golpe. Hay que salir sin prisas.
Summer is
Outside – El Verano está ahí fuera
Co-guionista, prota y directora
Deprimente, no por la historia en
sí, sino porque el noventa y cinco por ciento de los suizos
viven en condiciones parecidas, y no veo razón de rodar esta
especie de falso documental. Muy flojita. No sé si es
casualidad, pero las dos películas que he visto de nuevAS
directorAS me han parecido las peores, y con diferencia. Floja, porque
me ha parecido muy artificial la actuación de los protagonistas,
y además la historia no aporta absolutamente nada nuevo. Una
adolescente, Wanda, que, con unos padres que no se llevan del todo
bien, amanece en un nuevo instituto. Ella cree tener problemas, pero,
vaya, qué problemas. En realidad a la pobre no le ocurre nada.
Es el ritmo de vida suizo-germano, txiki, acude a un instituto de
barrio medio-bajo de París, o de Barcelona, y ya verás
cómo no te caen tan mal tus padres, y éstos empiezan a
enterarse de lo que vale un peine.
Familia Feliz
Historia fuera de contexto, completely out of focus, en los
tiempos que nos tocan vivir por aquí. Al final de la
película la protagonista hace un esfuerzo por poner orden en la
casa, pero lo que ocurre es que la madre se queda con los niños,
y el padre se marcha, o algo así, qué mas da, si lo que
les rodea realmente es el tedio y l´ennui.
La directora, Friederike Jehn dice que quería relatar la
historia de una separación desde la perspectiva de los hijos.
Para variar, digo yo. La Juventud sigue apuntada al disparate y premia
esta película con un 6,793.