Hace
2 años (que todavía estamos en el 2005) se
cumplieron 100 años del nacimiento de George Orwell
(1903-1950).
Por aquella época yo leía a John Wyndham, el
autor de "El
día de los trífidos" entre otras novelas de
ciencia
ficción de lo más aconsejables, y pensaba que
todo la
palabrería que se lanzaba entonces acerca de Orwell era poco
convincente. Seguramente todo eran pequeños prejuicios
míos contra esos animales que se rebelan en una granja,
contra
un inglés que se pone a hablar alegremente de la Guerra
Civil
Española o contra el maldito
Gran
Hermano que tantas
neuronas y horas de sueño le ha quitado a los adictos a la
tele-mierda.
En realidad la razón más importante por la que me
he
animado a leer "1984" se la debo a Aldous Huxley. Tras leer "Un Mundo
Feliz", pensé que era improrrogable la lectura de Orwell,
así que mientras estaba en casa de un amigo en Septiembre,
allí, allá por Donosti, le cogí de su
biblioteca
la novela sin ningún tipo de remordimiento (delante suyo,
claro!).
Winston Smith es el protagonista. Un tipo normal y corriente. Trabaja
para el Ministerio de
la
Verdad-(la Mentira) (encargado
de las
noticias, espectáculos, educación y bellas
artes), donde
se dedica a reescribir la Historia contínuamente, de manera
que
el Gran Primer Ministro, el Gran Hermano no se equivoque ni en el
pasado, ni el presente ni en el futuro. También hay otros
ministerios: el de
la Paz-(la
Guerra) , que es como si fuera
el
de Defensa, el del
Amor-(la
Tortura), nuestro querido
ministerio del Interior, y el de
la
Abundancia-(el Hambre), el
correspondiente al de Economía. El Partido lo controla todo,
el
IngSoc (que viene del Socialismo Inglés).
Es imposible resumir aquí todas las ideas que sugieren el
primer
tercio de la novela. Algunos puntos importantes pueden ser estos:
Numeración de la población que trabaja para los
Ministerios, y total control a través de telepantallas.
Winston
es el número 6079. Tiene una gran telepantalla en su casa
que le
controla todos los movimientos y palabras. Por lo que Winston piensa:
El
peligro mortal por excelencia era hablar en sueños.
Por la
mañana, es despertado por una machacona voz mujeril que
obliga a
todos
los camaradas
a hacer estiramientos. Después, por
supuesto que también controlados en el trabajo por
telepantallas, tienen lo que se llama
los
dos minutos de odio,
en los que gritan y patalean en frente de un televisor, acusando de
todos los problemas que tengan a un tal Goldstein, alguien que al
parecer en su momento traicionó al Partido.
Publicación de estadísticas:
producción de botas
nos da el ejemplo Orwell. Modificación de la
predicción
del Partido, modificación de la producción real,
de
manera que supere a su vez a la predicción modificada, de un
montón de millones de pares de botas, cuando por la calle la
muchedumbre anda medio descalza. Un sistema que es una colosal mentira,
que sólo se preocupa de que la Verdad exista
sobre
el papel.
Día y noche las
telepantallas le herían a uno el
tímpano con estadísticas según las
cuales todos
tenían más alimento, más trajes,
mejores casas,
entretenimientos más divertidos, todos vivían
más
tiempo, trabajaban menos horas, eran más sanos, fuertes,
felices, inteligentes y educados...
Destrucción del lenguaje: creación de uno nuevo.
La
neo-lengua,
que consiste en resumir muchísimos conceptos en una
sóla
palabra, añadiendo únicamente prefijos y sufijos
que
puedan aumentar o disminuir el significado. Una reducción al
mínimo de la lengua, de manera que se eviten
crímenes
de pensamiento (crimental), con
el objetivo supremo de que las
conversaciones dentro de unas décadas sean totalmente
asépticas, sin sentido real, y llegando al punto de que
nadie
pueda entender una conversación
complicada
hablada
sólo unos años antes. La simple e inteligente
idea de
desposeer a la población de la posibilidad de pensar,
sencillamente, porque no puede materializar en
nada
pensable la
supuesta idea que quiere hacer nacer en su cerebro. Al final de la
novela hay un pequeño epílogo donde se explica de
lo
más convincentemente cómo podría
llevarse a cabo
esta transformación del lenguaje.
Falta de contenido en la vida. Winston reflexiona:
"Le
sorprendía que lo más característico
de la vida
moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su
vaciedad, su absoluta falta de contenido. La vida no se
parecía,
no sólo a las mentiras lanzadas por las telepantallas, sino
ni
siquiera a los ideales que el Partido trataba de lograr... El ideal del
Partido era inmenso, terrible y deslumbrante; un mundo de acero y de
hormigón armado, de máquinas monstruosas y
espantosas
armas, una nación de guerreros y fanáticos que
marchaba
en bloque siempre hacia delante en unidad perfecta..."
Suficiente es todo esto para describir el panorama general de este
nuevo
mundo feliz.
Dejo los múltiples detalles que va
aportando Orwell a lo largo de esta parte de la novela, que son de
apreciar mucho más en el momento de la lectura.
Aldous Huxley escribió en su propio mundo feliz sobre el
condicionamiento brutal de la psicología humana, ayudado por
la
vital droga llamada Soma, todo encajado en un sistema de escalas
sociales inmutable, y fue en 1932. En una nota a una posterior
edición, Huxley aclara que quiso dejar la novela como estaba
(en
un acto que le honra bastante, por cierto), pero tras los
acontecimientos atómicos de los años 40, opina
que bien
era que aquel mundo suyo de alguna manera se tenía que ver
modificado por la acción del uranio.
Orwell creó su mundo con la mente bien fija en el poder
destructor de la energía atómica, y por supuesto,
en la
reciente experiencia de la desaparición del Tercer Reich, en
la
existencia real de Grandes Hermanos como Stalin o en la inquieta
sugerencia de que daba el mundo por aquel entonces de que
la
Santísima Hermandad
podría reproducirse con
facilidad.
Teniendo en cuenta pues la fecha en que fue escrita la novela, en 1948,
y el brillante estado mental de Orwell, tenemos que éste
crea de
la nada, con un personaje de lo más simple, un escenario
como
pocas veces se ha hecho. Una
auténtica
Biblia de lo que
nos traemos entre manos los humanos hoy en día. Nada de
cuentos
que quizás se podían aplicar hace 2000 o
más
años. Esta primera parte de la novela es un resumen perfecto
de
muchas de las condiciones que se dan hoy en día en la vida
moderna del siglo XXI. Una cosa es decirlo, y otra muy distinta
escribirlo. Orwell se convierte en un maestro, en un profeta. Y una vez
más nos tenemos que encontrar estas profecías en
novelas
que son escoradas hacia el producto literario de género,
obviándole su importancia, dejando la obra para que sea
pasto de
baratas colecciones de "clásicos", reunidos con un criterio
que
para sí lo comprenda el imbécil de turno que las
crea.
Por ejemplo, la edición que yo he leído de "1984"
pertenece a una colección en la que juntan esta novela con
gente
como Carl Sagan o H.G.Wells. Todo es ciencia ficción, y
aquí nadie discute nada.
¡¡Señores, que "1984" no es ciencia
ficción!!
Es un manual de política, de historia, de
economía, a la
vez que es una novela romántica, una novela de horror, una
novela política, histórica,... Por sí
sola, la
novela debería ser asignatura, al menos opcional, en todos
los
colegios, pero por supuesto, un adolescente no quiere saber nada de
leer novelas. Por supuesto que esto suena precisamente a algo
totalitario.
Pero es que yo creo que es el propio Partido, hablo del Real, el que se
ha encargado fírmemente de que en el colegio no se lea y no
se
analice nada, de que se meta en las cabecitas de los infantes una serie
de trasnochadas estupideces y se les dé un bañito
de agua
fría después, para que cristalice todo
inmediatamente. De
que se les enseñen una serie de leyes,
dos más dos
son cuatro (o los que
convengan), de matemáticas,
biología, física, etc... y de paso, crear un
cerrado
mundo moral y mejor si religioso.
De manera que hoy en día el niño dispone de un
mundo real
totalmente articulado y regalado, y se le hace pensar que le viene que
ni pintado para sobrevivir en la vida real. Y lo hará el
hijo de
puta, encima.
Otro principio del IngSoc es la castidad llevada al extremo. Se tiene
sexo solamente para procrear. Nada más. En el mundo de
Huxley la
promiscuidad era alentada. La estabilidad de pareja no solo estaba mal
vista, sino prohibida.
Hasta cierto punto, el mundo de Huxley es feliz. En el mundo de Orwell
no se dan ninguna de las dos situaciones. Se tienen hijos, porque hay
que alimentar al Partido con nuevas generaciones ciegas, sordas y mudas.
La finalidad del Partido ...
no era sólo evitar que hombres
y mujeres establecieran vínculos imposibles de controlar. Su
objetivo verdadero y no declarado era quitarle todo placer al acto
sexual... La relación sexual se consideraba como una
pequeña operación molesta, algo así
como soportar
un enema... Los niños debían ser engrendrados por
inseminación artificial (semart, como se le llamaba en
neolengua) y educados en instituciones públicas.
Y son los hijos además los que seguirán
fanatizándose sin parar. El vecino de Winston le comenta a
éste sobre la nueva juventud:
Son muy traviesos, pero, eso
sí, no piensan más que
en los espías; y en la guerra, naturalmente.
Y le sigue
contando cómo su hija junto con dos amiguitas denunciaron y
hicieron detener a un hombre que habían seguido:
¿En qué
supones cómo conoció al hombre
que era un enemigo? Pues notó que llevaba unos zapatos muy
raros. Sí, mi niña dijo que no había
visto a nadie
con unos zapatos así; de modo que la cosa estaba clara. Era
un
extranjero. Para una niña de siete años no
está
mal, ¿verdad?
Por supuesto que ese hombre entregado a las autoridades
debía
acabar fusilado. La crueldad de los niños junto con el ansia
de
total uniformización de reglas, usos y costumbres hace que
todo
se convierta en una trampa para el que se salga mínimamente
del
patrón establecido.
La vaciedad en la vida de la que habla Winston seguramente tenga mucho
que ver con todo esto. Todo el mundo hace lo mismo, de la misma manera,
en el sitio apropiado y en el momento apropiado. Y las nuevas
generaciones son las que lo adoran más, precisamente. Porque
no
tienen constancia de un pasado diferente. Pobrecitos los chavales de
hoy en día.
En la segunda parte, tras intensos esfuerzos de comunicación
prohibida por el Partido, Winston conoce a Julia. A escondidas se
amarán. Orwell en 1948 escribe una especie de base de lo que
luego serían las consignas sesenteras del haz el amor y no
la
guerra y demás gilipolleces supinas.
Creo que no viene mal recordar una opinión del siempre
inteligente Yukio Mishima de 1966, precisamente:
"Al mismo tiempo, cuanto más se moderniza una
nación,
más frías e insignificantes se hacen las
relaciones
humanas. Para las gentes que viven en una sociedad moderna, el amor es
imposible".
Después de ni siquiera hacer el amor con Julia, Winston
reflexiona:
En los viejos tiempos, un
hombre miraba el cuerpo de una muchacha y
veía que era deseable y aquí se acababa la
historia. Pero
ahora no se podía sentir amor puro o deseo puro. Ninguna
emoción era pura porque todo estaba mezclado con el miedo y
el
odio. Su abrazo había sido una batalla, el clímax
de una
victoria. Era un golpe contra el Partido. Era un acto
político.
Orwell desarrolla esta relación, a la vez que describe a la
población que no pertenece al Partido. La masa, los proles,
como
les llama, que viven en un mundo aparte, donde la pobreza y la escasez
de medios e ideas es absoluta.
Más tarde hace un inteligente ensayo (introducido de soslayo
en
la novela) sobre la guerra, y los principios que adoptan los diferentes
gobiernos para hacer que una guerra sea en realidad lo que alimente el
progreso económico de un país, esto es, el
progreso de
cierta parte del país.
El problema era mantener en marchas
las ruedas de la industria sin aumentar la riqueza real del mundo. Los
bienes habían de ser producidos, pero no distribuidos. Y en
la
práctica, la única manera de lograr esto era la
guerra
contínua.
Mantener a toda costa la jerarquía del poder, imbecilizar a
la
masa, empobrecerla si es politicamente correcto, a través de
la
guerra.
La guerra de ahora es
una impostura... Pero aunque es una
impostura, no deja de tener sentido. Sirve para consumir el sobrante de
bienes y ayuda a conservar la atmósfera mental
imprescindible
para una sociedad jerarquizada..
Así pues, la guerra es la paz. La ignorancia es la fuerza.
La
libertad es la esclavitud.
En la tercera parte de la novela se cuenta el detenimiento por parte de
la Policía del Pensamiento de Winston y de Julia. Se le
torturará, se le hará confesar cualquier cosa.
Pero esto
sólo es el principio. Se le llegará a lavar el
cerebro.
Será un juguete en manos de la Policía, y poco a
poco, su
cerebro adopta la idea, conscientemente, de que lo mejor es adoptar
amor por el Partido, no pensar más en viejas ideas molestas,
y
sucumbir al control absoluto del pensamiento.
Esta tercera parte es la que en realidad se puede considerar como de
ficción, donde se describen algunos métodos de
tortura, y
se cuenta el final de Winston. Un final brutal, en el que Winston deja
de ser humano aunque siga viviendo. Es un ente al servicio del Partido.
Un ente bobo que ya no será capaz de coordinar pensamientos
alejados de la doctrina del Partido.
Y no queda otra que hacer ligeras apreciaciones sobre la realidad que
existe en este país.
Por supuesto que tenemos al Partido. El Partido Japonés.
Lo que Orwell describe como acto político, el abrazo de
Winston
y de Julia. Es exactamente lo que quería y ha conseguido el
Partido Japonés. Los actos políticos en este
país
se hacen en la cama. Parejas llenas de miedo y de odio hablan de
política
entre sábanas, nada más. Por supuesto que no
saben que
están haciendo política. Ni siquiera cuando alzan
como
borregos los dos deditos al hacerse una foto. La política de
la
paz. En fin. Lo que sea amor puro o deseo puro está fuera de
discusión. Porque no existe.
El Partido Japonés de paso ha creado una
generación de
chavales cuya vida es un almacén repleto de cables y
enchufes,
pero vacío de ideas. Ha aplicado perfectamente el ideal:
un
mundo de acero y de hormigón armado, de máquinas
monstruosas y espantosas armas.
El Partido Japonés de paso ha creado una burocracia que ama
el
papel, el sagrado papel donde todo consta. Ha logrado que se apunte en
papel todo. Porque por mucho cable que haya, todavía se
sigue
confiando al papel el papel de guardián del control y de la
amenaza. Y si alguien lo pone en discusión, no hay
más
que echar una ojeada a las telepantallas que hay por doquier en este
país, hasta en las cajas de los konbinis, y observar que lo
que
sale del papel es cierto. Nadie ve los subhumanos que campan por las
calles japonesas. Nadie ve la penosa manera que tiene de andar la gente
en este país. No andan. Pacen. Como corderos, se acercan y
se
alejan de los abrevaderos de comida y de cables, de placer sensorial y
carnal, hasta que un mecanismo les avisa de que ya ha sido suficiente,
y deben volver a trabajar.
El Partido Japonés de paso controla a través de
los
medios de comunicación su función de "consejero"
espiritual. Y si no, que se lo pregunten a los borregos que se levantan
a las seis dela mañana, sintonizan la Radio Taisho o como se
llame, y se ponen a hacer estiramientos,
ichi,ni
san... Ni el
mismísimo Winston.
Y al paso que vamos, el Partido Japonés se está
haciendo
poco a poco con el control de la lengua. Ya todo en este
país es
"sugoi" y "kawai" y nadie sabe qué coño ya
significa todo
ello. Que un perro, un dibujito que aparezca en una lata de
café, la cara que tenga cierto actor, la forma de una nube
pasajera... que todo sea "kawai" es para sacar de quicio a cualquiera.
A la juventud se le está robando el lenguaje y se les
está limitando el abanico de posibilidades de pensamiento.
Nosotros, hombres de la Inquisición, que en realidad no
dejamos
de ser del Partido, por supuesto, ponemos nuestro granito de arena en
la aceptación universal de la neo-lengua. Ya casi somos
capaces
de comunicarnos 40 minutos con una persona con sólo dos
verbos,
gustar y tener, y a veces, sin conjugarlos para nada. Y digo que casi
somos capaces, porque todavía tenemos que aprender a no
poner el
"mute" y soltar alguna palabrotilla inocente como "Me cago en tu puta
madre" de vez en cuando. Pero todo es cuestión de tiempo,
camaradas, todo es cuestión de tiempo, como bien lo sabe
Winston. Porque al final, siempre hay alguien que nos sabrá
decir cuánto son dos más dos por nosotros. Porque
el
Partido está con nosotros y nosotros con el Partido.
LA
GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA
Back
Sunday, 2 de Abril de 2006, Un Apunte Orwelliano
O me estoy volviendo paranoico o todo se debe a la tecnología (
eso
contra lo que nunca podemos estar seguros del todo y de la que se sirve
el Sistema con total facilidad) o es que lo que pienso de lo que he
visto y escuchado hoy en la televisión, en la Fuji Tv para ser
más exactos, debe ser verdad.
Es un pequeño detalle, lo reconozco. Pero si es verdad, y no se
debe a las dos primeras causas, que lleve algo mosqueado por dentro
todo el día tiene plena justificación, y sería
otro ejemplo más de la existencia real de parte del mundo de
"1984" en el Japón que vivimos.
Es un pequeño detalle, pero que me voy a tomar el trabajo de
describir detalladamente. En él, se recoge no sólo la
referencia orwelliana, sino todo un mundo cultural en Japón que
a mí me es imposible de comprender del todo, y no digamos ya,
matizarlo.
Pero ya he escrito que quizás todo sea paranoia. O efectos de la
resaca que tenía cuando me he levantado.
¡Grábalo!
¡Que luego
miente!
El pasado jueves por la tarde vi en
la televisión el Gran Premio de Fórmula 1 de Malasia,
grabado en una cinta de vídeo. Hay un piloto japonés
llamado Takuma Sato, que hizo un par de vueltas dignas de mérito
luchando por no perder la posición con otro piloto a mediados de
la carrera.
En esto, los dos comentaristas de Fuji Tv, cércanos al
éxtasis que intentaban transmitir a la audiencia (que
sólo podía ser japonesa), decían entre otras cosas
(y se me perdonará el desajuste entre el japonés real y
el que me pareció escuchar a mí y que escribo
aquí):
Kore Nihonjiiiin deeeeesu!! Ganbareeee!!
(¡¡Ésto es ser un japonés!!
¡¡Ánimo!!)
Me hizo mucha gracia la frase, e incluso rebobiné la cinta de
nuevo para volver a escucharlo.
Aparte de destacar la conducción temeraria de este piloto (bien
conocida por el aficionado no japonés), la frase de por
sí ya tiene un punto de nacionalismo ultracentralista que me
toca los cojones. Semejante parcialidad no existe ni en España.
Pero como todos sabemos, Fuji TV es una televisión japonesa que
transmite y retransmite, no para un país que se llama
Japón, sino para japoneses.
Hoy se celebraba el Gran Premio de Australia. A eso de la una de la
tarde, me he arrastrado hasta la televisión,
despertándome con esa sensación tan clásica de una
resaca bien llevada ;) y he encendido la televisión. A los pocos
minutos
ha empezado la retransmisión.
Fuji Tv siempre tiene la costumbre de poner unas pocas imágenes
de la carrera anterior, y hoy no ha sido la excepción. No hace
falta ser un genio para saber qué imágenes han puesto. Un
pequeño corte de la vuelta triunfal que estaba dando el piloto
Sato Takuma en el circuito de Malasia.
[sigo escribiendo hoy, un día más tarde]
Este corte coincidía con el momento en el que el comentador
decía la frase que he indicado.
Pero la frase estaba cambiada.
Kore Yamato No... deeeeesu!! Ganbareeeeee!!
(habría que entender la frase como "¡¡Ésto es
el espíritu de Yamato!! ¡¡Ánimo!!").
Sabido es el tembleque emocional que tienen los japoneses cuando
escuchan palabras como "Yamato","Nipponjin" (versión más
ultra que "Nihonjin"), "Nihon","Nippon", etc... En el espíritu
de Yamato se supone que hay que encontrar la base de ser del verdadero
japonés, enclavado su origen en los arrabales de Nara. Para Fuji
Tv, todos los japoneses son de Nara, hasta los que han nacido en
Perú. Los desgraciados que no hemos nacido en Nara nos tenemos
que conformar con ver sus retransmisiones, y dar gracias de que no nos
insulten con subtítulos en inglés.
[Por no hablar del uso mediático indiscriminado que han hecho en
este país de la única medalla (de oro) que han ganado los
japoneses en los pasados Juegos Olímpicos de Invierno en Torino.
Es una pena que todos no seamos tan bellos y vigorosos como la
señorita Arakawa Shizuka. La pobre sufre de tener demasiado
espíritu de Yamato, pero no nació en Nara, sino en
Shinagawa, Tokyo.]
Volviendo al hecho. Algo está clarísimo. No era una nueva
grabación contando con perspectiva histórica el hecho.
Era una grabación que quería pasar por la que se
emitió en su momento, en la forma extática que he
comentado.
¿Qué pensar?
Vamos a intentar eliminar la segunda posibilidad. El cambio no se puede
deber al poder de la tecnología. Se me ocurre la
hipótesis de que Fuji Tv retransmita el mismo evento deportivo
doblemente, con dos comentaristas, uno para el canal público, y
otro para un posible canal privado, que no se ni si existe. Está
claro que a pesar de que al pobre telespectador lo llenan de basura
varia durante los múltiples cortes de publicidad, el
comentarista no deja de ver la carrera y en algún lado se debe
conservar la retransmisión íntegra de ésta. Pero
lo más sensato es pensar que sólo hay una.
De todas maneras, aún existiendo dos, para salvar a Fuji Tv de
la sospecha de este tipo de control y censura, todo tendría
lógica sólamente si la voz usada cambiara en algo en la
retransmisión de ayer, dando a pensar que el corte
pertenecía a otra retransmisión. Pero por
supuesto que yo escuché la voz de siempre, y por muchas y
diferentes emisiones que haya, un comentarista solo puede comentar una
cosa a la vez.
Igual se me escapa algo evidente y entonces la respuesta final
tendría la base en la primera de las razones: pura y mía
paranoia.
CONCLUSIÓN: Pienso que lo que he visto y escuchado en esta
retransmisión ha sido un acto de recreación de un pasado.
El aspecto orwelliano del tema es evidente, pero las dos frasecitas de
por sí darían para muchas discusiones.
Una vez más, acabo uno de mis inaguantables comentarios pensando
que es en vano intentar discutir esto con alguien japonés. O con
cualquiera, quizás.
Me he limitado a explicarlo detalladamente y cada cual, si ha llegado
hasta aquí, que saque sus conclusiones. Tengo que decir que no
dispongo de ninguna de las dos emisiones en estos momentos. Pero
después de tomarme la molestia de escribir todo este
galimatías, le supongo al lector que me entienda que todo esto
es verdadero.
Back